Este es un test simple: cierre los ojos y
cuente desde 1, sin que nada interfiera. Cada vez que aparezca un sonido o una
idea, empiece de nuevo. Cualquier test puede convertirse en ejercicio.
La respuesta de relajación es un paso
intermedio entre una situación vivida y la concentración. Para iniciar la
actividad deben descargarse antes las tensiones. Nacemos con movimientos
automáticos y algunos se automatizan incorrectamente. La concentración controla
el cuerpo por la mente para corregir los automatismos. En la fase preparatoria
la mente predomina sobre el cuerpo. La segunda se limita a la acción y sólo
debe estar controlada por la intuición, liberando a los sentidos.
Los ejercicios de concentración asocian una postura física de quietud con una
actividad mental centrada en un objetivo. Para calmar la agitación mental, hay
técnicas sencillas: fijar la atención en un objeto, repetir un sonido, mirar
una figura geométrica, oler un perfume, pensar en un recuerdo, escuchar sonidos
exteriores, para hacer foco luego en el silencio interior. El ejercicio clave
es la respiración. Estos ejercicios visuales y auditivos llevan a concentrarse
en la realización.
Dirigir la concentración productivamente
implica elegir y sostener objetivos valiosos. Una selección eficaz mejora la
eficiencia administrando el tiempo, concentrarse en el error acelera cualquier
desastre. El enemigo a combatir es la naturaleza vagabunda de la mente que
salta de un tema a otro enviciando la curiosidad. Cuerpo, mente y espíritu
conforman un sistema, si uno falla afecta al conjunto. La respiración es el
cemento y el buen hábito, que reúne interés, habilidad y práctica.
La ventaja de
los buenos hábitos es alcanzar lo que se busca, sin esfuerzo consciente.
La concentración en la respiración beneficia
con oxígeno al torrente sanguíneo y mejora la salud. La concentración en
posturas corporales permite circular una energía con propiedades preventivas y
curativas. La concentración en la relajación disminuye las presiones recomponiendo el equilibrio energético. La concentración
en la meditación dirige la atención al objetivo y evita la emisión incontrolada
de pensamientos, dirigirla a la luz es todo un símbolo. Practique con
cualquiera, como por ejemplo con la luz de la vela, hasta verla con los ojos de la mente. Realice estos
ejercicios:
Vea la luz dentro del cáliz de una flor de
loto. Imagínela en el templo de su
cuerpo ocupando el lugar del corazón,
enviando rayos a todas partes, que transportan energía. Deje que la luz
fluya también al interior calmando sus dolores y tensiones. El baño de luz
envuelve su ser. La concentración en la luz podrá iluminar otras áreas, incluso las abstractas,
como puente hacia su crecimiento espiritual. Así se alcanza la armonía
interior, paz, felicidad y calidad de vida.
La concentración activa se orienta hacia el
problema, y la pasiva a soluciones creativas. Son las dos caras de la moneda.
El éxito se mide por los resultados. La concentración mejora la claridad
enfocando causas y efectos. Otra buena táctica es escribir el problema
separando lo concreto y lo presunto, listando obstáculos y soluciones. Así la
memoria actúa y se disfruta del menor esfuerzo.
Hay palabras como pesado y caliente que tienen
poder relajador: - siento mis brazos pesados.- mis brazos me pesan.- mis brazos
se sienten más pesados.- mis brazos pesan como plomo. De esta manera se obtiene
un estado de relajación psíquica. El próximo paso es la sensación de calor.
Cuidar el cuerpo, limpiar la mente, despertar conciencia, buscar la claridad de
sentir, desprenderse de las trabas; es hacer como hacen los árboles con sus
hojas viejas: apuntar a la renovación. Debemos
soltar tensiones, evitar el sedentarismo, que lleva al desgano y al cansancio
crónico y en lo mental silenciar pensamientos negativos autolimitantes, reducir
críticas, quejas y temores que bloquean, e impiden que fluya la energía que
necesitamos para estar abiertos y flexibles al entorno.
Tratarnos bien es la consigna, dejando espacio
libre a los pensamientos positivos que estimulan el entusiasmo, sin depender
del exterior pero planeando cómo armonizarnos con la naturaleza. Seamos
optimistas ejercitemos la concentración con los ojos puestos en alcanzar los
buenos hábitos.
Podemos poseer un alto cociente intelectual o
considerarnos a nosotros mismos “inteligente”, pero esa capacidad será
derrochada sino logramos poner nuestro enfoque y concentración sobre
determinada actividad y concentrarnos en ella hasta terminarla y no distraernos
con “estímulos externos”.
La capacidad de concentración puede ser
desarrollada lentamente a través de ejercicios diarios, que los veremos a
continuación.
Antes de comenzar a realizar estos ejercicios,
encuentra un lugar cómodo y de tu agrado donde estés solo y no seas
interrumpido/molestado por nadie/nada.
Respira profundamente unas cuantas veces… y a
empezar!
Los Siguientes ejercicios deberían ayudarte a
desarrollar tu concentración.
Ejercicio Nº 1:
Elige algún pensamiento/idea sobre algo en
particular e intenta “sostenerlo” en tu mente (o sea, seguir pensándolo) la
mayor parte de tiempo que puedas, hasta que otros pensamientos invadan tu
cabeza.
Controlarlo con algún reloj para una mejor
exactitud. Una rutina diaria durante 10-15 días donde al menos intentemos
enfocarnos en ese pensamiento durante 10 minutos será suficiente para empezar.
Ejercicio Nº 2:
Toma un libro y empieza a contar todas las
palabras en algún párrafo (o conjunto de párrafos). Cuéntalos una vez más para
verificar tu exactitud. Lógicamente cuando más
tiempo puedes estar realizando esta tarea (sumamente aburrida y tediosa
pero que pondrá a prueba tu concentración) y con menos errores lo hagas, mejor
será tu habilidad para concentrarte.
Ejercicio Nº 3:
Agarra algún objeto (Ej.: un cuchillo o
tenedor). Y concéntrate en el mismo y nada más que ese objeto. Míralo desde
todos los puntos de vista posibles, siente con tus dedos y manos la superficie
del mismo al tacto, desprende algún aroma? Emite algún sonido?.
Déjate sumergir y “volverte uno” con el
objeto, alcanzando una máxima concentración.
Ejercicio Nº 4:
Esto podría considerarse como una especie de
“meditación”. Solo acuéstate en tu cama, y relaja todo tu cuerpo, respira
profundamente y concéntrate en sentir a tu “organismo funcionar”. Para empezar,
enfocare en sentir los latidos de tu corazón. Piensa como este órgano va
“empujando” a la sangre a través de todo tu cuerpo. Si quieres y te es de ayuda
puedes intentar imaginarte visualmente como se llevaría a cabo todo este magnífico
proceso.
Ejercicio Nº 5:
Pon a prueba tu concentración con esta pequeña
actividad que solo necesitas un reloj (y paciencia… y concentración claro).
Siéntate en una silla y pon tu mirada y atención a seguir el movimiento de la
aguja del reloj que marca los segundos.
No solo el “truco” está en poder “aguantar” la
mirada en la aguja, sino de que durante los minutos que le queramos dedicar a
este ejercicio, mantener nuestra mente libre de pensamientos “intrusivos”.
Ejemplo, si mientras estas siguiendo el segundero a la vez estas continuamente
pensando “que aburrido es esto!” ” Cuanto
falta para terminar?” lógicamente entenderás que lo estás haciendo mal!.
Estos simples ejercicios, combinados, y
realizándolos de forma periódica durante un lapso considerable de tiempo,
produce una mejor atención y concentración de nuestra mente.

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